¿Hace realmente una diferencia?
Debido al COVID-19, hemos estado en confinamiento o aislamiento en muchas partes del mundo, y hay muchas perturbaciones. Es un gran precio que pagar por una enfermedad que quizá la produjo el consumo de alimentos impuros y que, afirman muchos, es peor que la gripe. ¿Qué ayuda están brindando los hospitales adventistas? ¿Hace realmente una diferencia tener una vida sana?
Usted formula preguntas que están en la mente de muchos. Tiene razón: se han producido gran cantidad de cambios y trastornos. Muchos han perdido el trabajo, faltan alimentos, los hospitales y morgues están desbordados y el estrés se ha multiplicado. La resiliencia ha sido probada casi hasta el límite, porque los hogares de las personas son ahora el lugar de trabajo, estudio y vivienda. Muchos no cuentan con agua potable ni acceso a Internet. Han sido luchas significativas, y continúan siéndolo.
Algunos juzgan a los demás de manera desafortunada e inapropiada, afirmando que sus prácticas alimentarias no saludables los llevaron a contagiarse del COVID-19. Lo triste es que a nivel mundial sí existe una gran ignorancia respecto de las mejores prácticas alimentarias y de seguridad alimentaria. La pandemia de enfermedades no transmisibles así lo prueba. A pesar de ello, este nuevo coronavirus SARS–2 (SARS CoV-2), que pasó del mundo animal y contagió a los humanos, es mucho más infeccioso que los virus de la gripe y, actualmente, unas cinco veces más mortal.* El SARS CoV-2 es una amenaza real y peligrosa.
A pesar de ello, podemos esparcir esperanza, dar de nuestros medios y servir de cualquier manera que lo permitan nuestras circunstancias, mientras observamos cuidadosamente precauciones de distanciamiento social, nos lavamos las manos, y usamos sabiamente máscaras o barbijos para proteger a los demás. Podemos extender el ministerio de sanación de Cristo en este mundo quebrantado. Es lo que cada institución adventista de salud está haciendo. Los profesionales de salud en todo el mundo, incluidos nuestros obreros adventistas de salud, siguen sirviendo como héroes, algunos incluso han perdido la vida por el COVID-19. Se está haciendo mucho y sirviendo a muchos, y los sacrificios han sido grandes. Sigamos orando y suplicando a Dios por esta obra de salud.
Hemos sido bendecidos con el don poderoso y lleno de gracia del mensaje adventista de salud. Aun así, a pesar de que la salud y el bienestar son parte del ADN de las enseñanzas adventistas, las encuestas globales de miembros confirman con tristeza que muchos de nosotros no adoptamos y practicamos lo que sabemos es verdadero. Si seguimos los principios de salud integral, nuestros sistemas inmunitarios funcionarán de manera óptima, y podremos enfrentar mejor este nuevo virus. No hay garantías, pero este es un buen momento para repasar el mensaje de salud, vivirlo y compartirlo con tacto.
La Biblia revela a nuestro Padre Dios, rico en misericordia y gracia; los escritos de Elena White destacan esta imagen, instándonos a imitar a Jesús: relacionándonos de manera segura con otros, simpatizando, supliendo sus necesidades y, entonces, invitándolos a que lo sigan.
En este momento difícil de la historia de la tierra, unámonos para orar y servir a los que sufren de esta y muchas otras enfermedades y malestares. Tenemos que ser sus manos, reflejando su corazón en servicio y amor. ¡Maranatha! *
Jeremy Samuel Faust y Carlos del Rio, «Assessment of Deaths From COVID-19 and From Seasonal Influenza», publicado en línea el 14 de mayo de 2020, https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/2766121