Soluciones mejores para situaciones nuevas
«The Calf Path» [El sendero del ternero], un poema satírico de Sam Walter Foss, cuenta de qué manera un sendero zigzagueante, hecho por un ternero vagabundo, se convirtió en un camino cada vez más grande hasta llegar a ser una calle, una ruta y, finalmente, una carretera. Las organizaciones pueden seguir el mismo camino, por así decirlo. Los sistemas y procedimientos que fueron designados con propósitos específicos se vuelven normales; con su uso repetido llegan a formar parte de la cultura de la organización y logran un estado protegido.
Una de las tareas más importantes en el liderazgo de una organización es abrazar la innovación, es decir, la aplicación de mejores soluciones a un contexto que ha cambiado. Para los líderes, es una sutil tentación preservar el sistema y la estructura como una manera de perseguir y preservar la misión. Donde se hace esto, las organizaciones se tornan ineficientes e inefectivas. La organización y los sistemas son necesarios, pero tienen que demostrar suficiente flexibilidad como para responder al cambio, tanto interno como externo.
¿Cómo pueden los equipos de líderes abrazar la innovación mientras permanecen enfocados en la misión? La historia de la Iglesia Adventista ofrece buenas perspectivas. La reorganización de la estructura iniciada en 1901 trajo cambios de gran alcance a sistemas que se habían tornado engorrosos y descoordinados. No es de sorprender que algunos se pregunten si, ciento veinte años después, no hay razón para analizar una vez más la estructura a la luz de las circunstancias y la tecnología actuales. ¿Existen maneras de ser más eficientes y efectivos?
El propósito de este artículo no es sugerir respuestas a esa pregunta. Por el contrario, busca llamar la atención a la manera en que los líderes pueden crear una cultura organizacional que estimule la innovación. Se presentan cinco ideas.
1 Piense en términos de oportunidades. Una crisis dentro de una organización es por cierto una amenaza, y acaso se necesite con urgencia una acción defensiva. Sin embargo, la perturbación también puede llevar a un cambio duradero y beneficioso. Esto requiere una mentalidad que se sienta cómoda de considerar nuevas maneras de hacer las cosas. La pandemia mundial del COVID-19 es un desafío inevitable a la intención de seguir haciendo las cosas «como siempre se hicieron». Las organizaciones y los individuos se han visto forzados a adoptar formas alternativas de seguir adelante. Ha cambiado la manera de llevar a cabo las reuniones; se ha revisado y recortado drásticamente la necesidad de viajes extensivos y aun se ha evaluado la distribución de la autoridad: algunos problemas tienen que ser resueltos de manera inmediata y local.
2 Haga que todos se interesen en innovar. Anime a todos los empleados o miembros de una organización a que piensen en nuevas soluciones a los desafíos actuales. Abra ámbitos que permitan compartir y criticar ideas. Dé algo de espacio para la experimentación. La centralización y la microgestión sofocan la iniciativa y la innovación.
3 Escuche a los nuevos. Los empleados y los miembros nuevos a menudo son los que cuestionan lo que los más experimentados han aceptado como normal y necesario. Nuevos pares de ojos pueden ver con más claridad los hábitos arraigados de procedimientos institucionales y a nivel de la iglesia local. Sus preguntas y observaciones sirven como desafíos a presuposiciones invisibles e invitaciones a considerar maneras alternativas para alcanzar los resultados esperados.
4 Manténgase informado sobre las tendencias emergentes en tecnología. Un informe reciente de la Iniciativa Global McKinsey estima que «alrededor de la mitad de todas las actividades para las que se les paga a los integrantes de la fuerza laboral podrían automatizarse si se adaptan las tecnologías actualmente demostradas».* ¿Cuándo fue la última vez que usted usó una goma de borrar? ¿Un teléfono público? ¿Un mapa de papel? Los tiempos han cambiado y siguen cambiando. Los administradores y los líderes de la iglesia actual necesitan mantenerse informados sobre las tendencias que impactan de manera directa la vida y la misión de la organización. No es necesario ubicarse en la vanguardia misma de los cambios tecnológicos, pero estamos en el siglo XXI.
5 Escuche «lo que el Espíritu dice a las iglesias» (Apoc. 3:22). Es necio asumir que no hay nada nuevo que aprender en relación con las cosas espirituales o la manera en que la iglesia participa de la misión de Dios. Jesús prometió que «cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad» (Juan 16:13). En el Nuevo Testamento, el libro de los Hechos presenta un relato revelador sobre la manera en que el Espíritu Santo guio a los primeros creyentes hacia nuevas maneras de ver y comportarse; a innovaciones en la vida espiritual. Los primeros capítulos de Hechos ofrecen una certera escalinata ascendente a nuevas visiones de lo que significa ser seguidor de Jesucristo. Note estos ejemplos: (1) Hechos 2:1-12: El Espíritu Santo es dado a todos: todos se asombran; (2) Hechos 8:1, 4: La persecución en Jerusalén esparció a los creyentes: se estableció la misión en nuevos territorios; (3) Hechos 9: La conversión de Saulo y el llamado al ministerio: un terrorista se torna evangelista; (4) Hechos 10: El encuentro de Pedro con Cornelio confronta el etnocentrismo y los prejuicios; (5) Hechos 11:19-23: La iglesia de Antioquía: resultados no supervisados de las iniciativas de los laicos; (6) Hechos 15:1-29: Nuevas dimensiones en la comprensión y doctrina teológicas. El Espíritu Santo siguió actualizando el mapa de la misión para la Iglesia Primitiva. Guio a los creyentes por experiencias que cambiaron fundamentalmente sus percepciones y expectativas. Mediante la conducción del Espíritu Santo, la iglesia alcanzó una comprensión nueva, más profunda y amplia de Dios y sus propósitos para este mundo. El Espíritu Santo no los apartó de la Biblia; por el contrario, los llevó a una comprensión más clara y abarcadora de elementos y verdades ya abrazados o anticipados por las Escrituras. El Espíritu Santo conduce, guía y convence a los individuos y a la iglesia sobre maneras de ajustar nuestro pensamiento y presuposiciones, y alinea nuestra mente con la mente de Dios, que es la clase más esencial de innovación.
*www.mckinsey.com/featured-insights/digital-disruption/harnessing-automation-for-a-future-that-works, consultado el 7 de junio de 2020.