¿Qué podemos aprender de los Congresos de la Asociación General del pasado?
Los delegados al XXXVIII Congreso de la Asociación General en 1913 se reunieron en una tienda en Takoma Park (EE. UU.).* En los seis días desde que comenzó el congreso, habían escuchado informes, discursos y estadísticas. Provenían de todos los estados del país, y de casi cada continente y varias islas.
El 21 de mayo de 1913, los delegados escucharon una propuesta de creación de una Asociación División Europea. Era la primera vez que se formaría una División. Se leyó una nueva constitución de División, seguida del cambio propuesto de la Constitución de la Asociación General. Tan pronto se hizo la propuesta, se efectuó la moción de diferir el voto para que los delegados estudiaran el documento. Se leyeron varios informes extensos de la obra en diversas partes del mundo. Cerca del fin del día, los delegados estaban cansados. Era momento de levantar la sesión.
J. N. Loughborough, de 81 años, pensaba distinto. Expresó su deseo de hablar.
«Quiero hablarles del nacimiento de un niño […]. Se produjo hace exactamente cincuenta años, el 21 de mayo de 1863». ¿A qué se refería? Al comienzo de la Asociación General misma. Ese día, cincuenta años antes, veinte delegados habían votado el surgimiento oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. La lectura de la constitución revisada cincuenta años después de ser leída por primera vez, sin duda, motivó la nostalgia de Loughborough.
A. G. Daniells, presidente de la Asociación General, admitió que sabía del aniversario. Algunos habían analizado la idea de una «celebración del jubileo». Pero los líderes de la iglesia pensaron que la mejor manera de celebrar era simplemente seguir trabajando.
«Hemos presentado ante los delegados informes sumamente alentadores de distintas tierras», dijo Daniells, sugiriendo que los informes eran una suficiente celebración. Pero continuó: «Ahora bien, si algunos de los hermanos no hubieran tomado rápidamente un voto esta mañana para diferir la votación sobre el informe de organización de la Asociación de la División Europea, yo habría presentado la moción de avanzar, para que así hubiéramos organizado la Asociación de la División Europea en el día del jubileo de la Asociación General». En otras palabras, el voto tomado más temprano ese día para posponer la decisión para el día siguiente no era lo que él hubiera preferido. Votar la creación de la primera División en ese día especial era lo apropiado, dijo. Uno a uno, los delegados expresaron su opinión. E. R. Palmer fue el primero. Felicitó sin reservas a Daniells, mostrándose de acuerdo con él. Y realizó una moción entusiasta: ¡Votemos!
A continuación habló W. A. Spicer. La intención era noble, dijo, pero era mejor esperar. Uno a uno hablaron ya sea a favor de votar la creación de la División ese día, o para afirmar que los líderes se estaban dejando llevar por las emociones. Se hizo un intento de modificar la moción, pero sin éxito. El debate continuó hasta que el editor de la Review F. M. Wilcox hizo una abrupta moción de levantar la sesión. Alguien protestó, pero el presidente llamó a votación. La sesión llegó a su fin. La Asociación de la División Europea se votó, pero no el 21 sino el 22 de mayo, cincuenta años y un día después de la fundación de la Asociación General.
Así es como funcionan los Congresos de la Asociación General. Toda vez que se reúnen dos o más personas, las decisiones se tornan complicadas. Si añadimos a eso diferentes idiomas, culturas y perspectivas, las decisiones presentan mayores desafíos. En 1913 finalmente hallaron una solución, pero se requirió llegar a un acuerdo: la División se formó, aunque no en el día propuesto.
El Congreso de la Asociación General en 2021 tendrá una agenda completa. Serán temas diferentes, pero una cosa no cambiará: el pedido con oración de la presencia del Espíritu Santo, para que Dios guíe a la iglesia como lo hizo en el pasado, lo sigue haciendo y lo hará en el futuro.
*Lea el relato completo de esta sesión en el 1913 General Conference
Bulletin, pp. 95-101.