Si Juba hubiera sabido lo que venía, ¿habría aceptado el trabajo?
El 25 de marzo de 2020 todo se cerró en Sudáfrica; todo con excepción de los supermercados, las farmacias y los hospitales. La economía se detuvo. Los familiares fueron separados, los ingresos desaparecieron y las iglesias cerraron. Miembros del ejército recorrían las calles para que se respetaran las restricciones.
Hacia fines de 2019, Juba Khuzwayo, una joven profesional adventista, había sido invitada a ser directora nacional de Servicios Comunitarios Meals on Wheels en Sudáfrica. Esta es una organización sin fines de lucro, propiedad de la Iglesia Adventista. La organización comenzó gracias a los esfuerzos del pastor Dennis Baird en 1964, para servir principalmente a los ancianos y a los que no podían salir de su hogar. En un año típico, en sus 182 puntos de atención en el país, se sirven 31 millones de comidas, lo que brinda seguridad alimentaria para los grupos poblacionales más vulnerables. Cuenta con 700 puntos de servicio (cocinas) y 1400 voluntarios, además del personal pago, quienes con dedicación llevan a cabo este y otros proyectos agrícolas y de desarrollo.
Juba ni siquiera había terminado el primer trimestre de 2020 en su nueva responsabilidad cuando todo se cerró. De pronto, ella y su equipo de Meals on Wheels tuvieron que enfrentar una decisión tras otra. Todas las sucursales tenían primero que solicitar un permiso especial antes de seguir operando. Sus puntos de atención se redujeron repentinamente de 182 a 66. Muchos de ellos ahora solo estaban supliendo paquetes de comida, en lugar de comidas calientes, porque las filas eran consideradas aglomeración de personas. Muchos puntos de servicio eran atendidos por voluntarios mayores, y había que tomar en cuenta su salud y seguridad. Los gerentes de cada lugar tenían que decidir si permitir que el personal enfrentara los riesgos o simplemente cerrar.
El 1 de abril, la junta se reunió virtualmente para apoyar la osada decisión de cumplir con el propósito principal de la organización: brindar seguridad alimentaria a las personas más vulnerables de Sudáfrica. A pesar de las circunstancias incapacitantes, la entidad sirvió más de un millón de comidas y distribuyó más de 23 mil bolsas de alimentos durante el primer trimestre de 2020. Para el 5 de junio, las cifras ya sumaban 2.329.415 de platos de comida y 61.507 bolsas de alimentos.
Si Juba hubiera sabido lo que venía, ¿habría aceptado el trabajo? Su decisión fue espiritual. Fue una decisión para la que se había preparado toda su vida, durante todos sus años en las escuelas adventistas; con la ayuda de su madre, una mujer de oración; e impulsada por el amor a Cristo y el servicio a los demás. Cristo la llamó para un momento así. «Los obreros de los centros temían contagiarse, pero la necesidad superó el temor. Usaron máscaras, se lavaron las manos, pero confiaron en Dios, más que en los equipos de protección», expresó.
Es difícil desarrollar el potencial en tiempo de crisis. Pero celebramos las acciones de los que llevan el fruto de su preparación mediante una relación con Cristo, en estos tiempos difíciles. Pueden hacerlo sirviendo mediante actos diarios pequeños pero considerados por los demás, o de alguna manera más amplia y con mayor impacto. Lo que hacemos por nuestros hermanos más pequeños, lo hacemos para Jesús. Para saber más, visite mow.org.za.