Cambiar de dieta puede reducir los gases causantes del efecto invernadero, y el uso de agua y tierras.
Una transición global a una dieta vegetariana puede tener un impacto significativo en la batalla contra el calentamiento global y otros problemas ambientales, afirma una investigación llevada a cabo por la Universidad de Loma Linda.
Se ha señalado que la producción de alimentos es un importante contribuyente al aumento de emisiones de gases que causan el efecto invernadero, consume el setenta por ciento del agua dulce, y es responsable del ochenta por ciento de la deforestación mundial. Como posibles soluciones a estas preocupaciones ambientes, se han sugerido mejoras en la tecnología agraria y una reducción de los desechos alimentarios. Joan Sabaté, profesor de nutrición y epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Loma Linda, halló que cambios en las elecciones alimentarias y patrones en la dieta pueden tener un efecto positivo mucho mayor en la sustentabilidad ambiental.
«Dietas vegetarianas: La salud del planeta y su alineamiento con la salud humana» es un metanálisis de 49 estudios de investigación publicados que se enfocaron en el impacto que las dietas veganas y vegetarianas tienen sobre las emisiones de gases del efecto invernadero y el uso del agua y la tierra. Cuando se combinaron los datos de los 49 estudios, Sabaté halló que un cambio de las normas de las dietas actuales a dietas ovolactovegetarianas y veganas puede reducir los niveles de gases del efecto invernadero, un promedio del 35 por ciento; reducir el uso de la tierra para producción de alimentos, un promedio del 42 por ciento; y el uso de agua en la agricultura, un promedio del 28 por ciento.
«Muchos otros estudios han demostrado claramente las ventajas para la salud, de las dietas vegetarianas y veganas. Este análisis confirma que cambiar a esos tipos de dietas también es ecológico», dijo Sabaté.
Sabaté dirige el programa de investigación en nutrición ambiental en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Loma Linda. Ese programa explora los impactos de las elecciones alimentarias en las interrelaciones entre el medioambiente y la salud y, en último término, busca mejorar la sustentabilidad, la salud y la equidad de los sistemas alimentarios. Es editor del libro Nutrición ambiental: Conexiones entre la salud y la nutrición con las dietas de sustentabilidad ambiental, publicado en inglés en 2019. A comienzos de 2020 se produjo una señal temprana de que las personas están incrementando su compromiso de hacer cambios en la dieta debido a sus preocupaciones por el clima. Al tomar la decisión de servir comidas veganas a cientos de celebridades e invitados, dos importantes espectáculos de premiación de la industria del entretenimiento –los Premios Globos de Oro y los Premios del Sindicato de Actores– incrementaron la conciencia pública y el diálogo sobre el vínculo entre la agricultura sustentable y el cambio climático.
Aunque el campo de dietas sustentables e impacto ambiental aún está en su infancia, dice Sabaté, él ha participado de diversos estudios de investigación que muestran una clara conexión entre la dieta y los factores climáticos. En 2017, fue parte de un grupo que publicó un bien conocido estudio sobre los beneficios climáticos de remplazar la carne con los porotos frijoles en la dieta. Sabaté y otros investigadores que trabajan en el programa de nutrición ambiental de la Universidad de Loma Linda han publicado más de treinta trabajos que examinaron la relación entre las elecciones de alimentos, la sustentabilidad ambiental y la salud de la población.
Sabaté dice que se necesitan investigaciones adicionales sobre la manera en que los cambios en los enfoques agrarios impactan el medioambiente en los países de bajos y medianos ingresos. También señala la necesidad de investigaciones que comparen operaciones agrarias a gran escala con las prácticas a pequeña escala de las granjas familiares.
«En las sociedades donde el consumo diario de carne es la rutina, es un gran desafío reducir drásticamente su consumo –dijo Sabaté–. En los países de bajos y medianos ingresos, eliminar la carne puede afectar adversamente el estatus nutricional marginal que ya tienen esas poblaciones».