¿Por qué la vida humana es considerada tan valiosa? Si al igual que los animales, vivimos y morimos.
Aun los que niegan la existencia de Dios se maravillan ante la naturaleza de una vida en un cosmos que, en lo que consideran un accidente, se encuentra tan solo en este planeta. Para los que aceptan la narrativa bíblica de la creación, la vida humana es aún más valiosa y misteriosa. Permítanme compartir unos pensamientos.
1. UN ORIGEN SINGULAR DE LA VIDA
En cualquiera de sus formas, la vida en el planeta es una maravilla y un misterio. Los científicos aún están buscando el origen de la vida, señalando que es parte de una narrativa cósmica: la narrativa de la evolución cósmica.
La descripción bíblica del origen de la vida humana (Gén. 1; 2) nos llega en la forma de una narrativa que es simple y profunda. Dios creó a los humanos en forma diferente de cualquier otra forma de vida en el planeta (Gén. 2:7). El texto muestra que, en cierta manera, somos como otras criaturas vivientes, formadas del polvo y poseyendo el aliento de vida (vers. 19), pero también que somos fundamentalmente diferentes de ellas. Aunque Dios hizo que los animales fueran formados por medio de su palabra hablada y tuvieran aliento de vida, en el caso de la humanidad, actuó como artesano, formando un ser humano a su imagen y semejanza, y entonces soplando en él el aliento de vida (Gén. 1:26, 27; 2:7). Esta vida se originó de manera singular.
2. UNA CLASE SINGULAR DE VIDA
En el sexto día Dios creó la mente: una vida consciente que se contempla a sí misma y se pregunta por la creación (Sal. 139:14). El cerebro humano se examina a sí mismo en el laboratorio, y se sorprende y maravilla ante su propia complejidad y los detalles de su naturaleza y función. Le sigue resultando un misterio. Esa pieza singular de materia busca instintivamente fuera de sí para hallar el significado último; busca que la mente, la materia inerte, se explique a sí misma. Se siente satisfecha cuando el Señor habla, revelándole su origen y singularidad.
Es también singular porque puede explorar el resto del mundo natural. Había algo maravilloso, majestuoso y misterioso en la naturaleza; y la naturaleza fue invitada a explorarse mediante el único centro de conciencia creado del planeta, la mente humana. Mediante esta autoexploración, la creación iba a lograr descubrir la expresión de la sabiduría y el poder de Dios codificados dentro de sí. Dios creó la mente para que se comunique con la Mente.
3. UN PROPÓSITO SINGULAR PARA LA VIDA
El hecho de que la vida humana fue creada a imagen de Dios implica que los seres humanos tienen que revelar su carácter. La primera vez que se presenta a nosotros, Dios es una persona que trabaja; una persona creativa. Lo primero que pidió a los humanos fue que sean creativos y productivos. Su obra contribuyó a preservar la belleza y el orden de la naturaleza.
Durante la semana de la creación, Dios modeló el papel de la humanidad como criaturas vivientes de la humanidad. Tenían que ser productivas durante seis días, y entonces en el séptimo día, descansar para disfrutar de la comunión con la Mente divina. Durante la semana, la productividad divina enriquecería la existencia de todas las criaturas al estar total y absolutamente orientada hacia el otro. La vida humana se ve realizada mediante la creatividad y la productividad, cuyas intenciones eran tanto beneficiar a los demás como glorificar a Dios. Esa es la función singular de la vida humana.
En ocasiones, puede que nuestra vida no manifieste el ideal divino, porque aún persiste el egoísmo. Pero Cristo tomó nuestra vida improductiva sobre sí mismo en la cruz, para que recibamos de él la imputación de su propia vida, la vida más creativa y productiva del universo. Su sacrificio hace que nuestra vida sea infinitamente más valiosa. Ángel Manuel Rodríguez es exdirector del Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General. Ahora, ya jubilado, vive en Texas, Estados Unidos.