El Centro Hope de Noruega reinventa su ministerio en medio de la cuarentena por el coronavirus
Cuando el COVID-19 llegó a Noruega a fines de febrero de este año y transformó por completo la vida de sus residentes, Delfred y Hannah Onde pensaron que todo lo que su equipo estaba logrando en la ciudad de Oslo se detendría por completo. No pasó mucho tiempo, sin embargo, antes de que el Espíritu Santo los ayudara a comenzar a pensar de manera innovadora.
PASIÓN POR LA MISIÓN
Originarios de las Filipinas, Delfred, que es pastor, y Hannah, enfermera, han sido misioneros en varias regiones del mundo durante quince años.1 En enero de 2019, junto con su hija pequeña, se trasladaron a Oslo como coordinadores de proyectos en la iglesia adventista Hope Center de la capital noruega. Trabajando conjuntamente con los otros líderes del equipo –David Havstein, Simon Martin y Willy Aronsen– los Onde comenzaron a introducir proyectos y técnicas que habían funcionado bien en otras regiones. Con las ideas que generó el grupo, el lugar conocido como Centro Adventista, llegó a estar en boca de muchos. «La presencia del Centro Adventista y sus proyectos se hizo sentir pronto, y su reputación se esparció rápidamente», dice Delfred.
Después de determinar las necesidades más apremiantes de la comunidad, el centro comenzó a ofrecer cursos gratuitos de noruego, coordinados por David Havstein, y su esposa Nanna-Lise. Pronto, entre treinta y cuarenta personas de diversas culturas y trasfondos religiosos comenzaron a asistir de manera continuada.
DE UN PROYECTO A OTRO
A continuación, Delfred y Hannah iniciaron una escuela de cocina internacional. Asistieron a ella miembros y residentes de la comunidad, incluidos algunos estudiantes del programa de lenguas.
«En cada clase aparecían nuevos rostros, porque los asistentes les contaban a otros y venían con sus amigos y familiares», dice Hannah.
El pensamiento creativo del equipo imaginó entonces un bar de «mocktails» –cócteles sin alcohol–, donde servirían bebidas saludables. Dos jóvenes de la iglesia, Bethany Martin y Daniel Riley, asumieron el liderazgo de ese emprendimiento, que se volvió un éxito entre los jóvenes y creció rápidamente.
El centro también ofrecía otros programas tales como Kirkemorro (Día del Niño), Leksehjelp (Ayuda Doméstica) y Samtalekafe (Charlas de Café).
ENTONCES LLEGÓ EL COVID-19
Pero entonces, el coronavirus cambió todo. «La cuarentena fue un gran golpe», dice Delfred.
Cuando los integrantes del equipo comenzaron a adaptarse a la «nueva normalidad», se reunieron en línea y crearon una lista de ideas. Querían seguir con al menos algunos de los proyectos, y sugirieron continuar con las clases de cocina mediante transmisiones en vivo de Facebook.
«Diseñamos un póster en línea y otros anuncios –dice Hannah–. Entonces enviamos mensajes personales a todos nuestros contactos del Centro Adventista anunciando que las clases de cocina continuarían».
El equipo se sentía algo intranquilo por las clases en línea. La pregunta era: ¿Funcionarán? La respuesta fue: ¡Sí! «El número total de personas que vieron el programa fue de ocho a diez veces mayor que el número de los que asistían a las clases antes de la cuarentena», dice Delfred.
El grupo ahora transmite en vivo los cultos de los sábados y las reuniones de oración, además de estudios bíblicos.
«CUANDO HAY VOLUNTAD, TODO ES POSIBLE»
«Debido a la crisis, encontramos y procuramos nuevos métodos de ministerio que jamás se habían probado antes –dice Delfred– pero no podemos hacerlo solos, sin embargo podemos hacerlo todo en Cristo que nos fortalece» (véase Fil. 4:13). 1 Para leer sobre la obra misionera de Delfred y Hannah, visite www.adventistreview.org/church-news/story6319-international-church-plant-spurs-growth-in-estonia.